Siento que mi alma poco a poco se encoje, como esas prendas delicadas cuando las sumergimos en agua caliente.
Hace días que no veo el sol, porque hace días que no le veo ni oigo y poco a poco la oscuridad se cierne sobre mi, secándome lentamente.
Un nuevo día amanece y yo sigo en la noche eterna, mi sonrisa ya no esta, mi mirada se apaga.
Dependo totalmente de él, su alegría es la mía y en estos momentos de tristeza maldigo mi entrega pero al segundo recuerdo su voz y poco a poco recupero el espíritu.
Él esta en mi mente, en mi ser, mientras respire le tengo, mientras viva le pertenezco y entonces suena el telefono y oigo su voz al otro lado, serena, profunda y noto como vuelo a él, volviendo el sol, la luz, la sonrisa, siento mi entrega, la adoro.
Así lentamente pasan los días entre sol y nubes, entre risas y lagrimas, haciendo que cada día sea mas suya, y a mas me doy, mas recibo.
Entre el cielo y el infierno vivo, pero no importa porque soy suya, y no hay nada que dese mas.
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