Los primeros rayos de sol entran ya por mi ventana y me niego a despertar, quiero seguir en aquella habitación, quiero seguir en mi sueño.
Es una habitación sencilla con una gran cama de hierro, sabanas blancas de algodón, fino algodón egipcio, lo prefiero al satén o la seda, por la ventana entra el olor a lavanda que hay en las jardineras del balcón y a pesar de lo caluroso del día entra una suave brisa que mece las cortinas.
Tengo los brazos atados por las muñecas a la cabecera de la cama y los ojos vendados. noto como se forman gotas de sudor en mi cuerpo y le oigo moverse, no se que pretende pero espero con emoción su próximo paso.
¿Qué me hará?, no me preocupa, ya que confío en él. Se que sentiré placer, que me dará lo que deseo y yo a él.
Noto como su mano sube por mi pierna, en una caricia lenta, suave pero sin tregua hasta mis caderas, donde toma el camisón y me lo va subiendo muy lentamente por mi cuerpo, despertándolo con el roce de sus manos, noto como mis pezones adquieren vida, algo esperan pero no se que les dará. Mi cuerpo se arquea, suplica pero sigue su camino hacia arriba, elevando mi camisón hasta la cabeza y dejándola cubierta con el.
Oigo como se aleja y me siento abandonada, es tan solo un instante pero aparece ese sentimiento, ese vacío.
Esta de nuevo a mi lado, le huelo, nunca olvidare ese olor, tan penetrante, tan único, tan suyo.
Noto una caricia en mis pezones, es una rosa, sus petalos son suaves y al siguiente instante es una espina la que me acaricia, arañando mi piel dejando un dulce escozor. Primero en un pecho y luego en el otro, siento el camino que recorre, noto como se clavan en algunos puntos.
Es una suave tortura, el escozor aumenta según recorre mis pechos, noto arañazos aquí y allí.
Poco a poco va bajando por mi vientre dejando una señal en mi cuerpo, dejando un dibujo, el dibujo de su deseo.
Ahora ya son dos las rosas que recorren mi cuerpo, marcándolo y noto como se van uniendo hasta alcanzar mi clítoris.
Los primeros rayos de sol asoman y me despiertan y no estoy en esa habitación y no esta él, pero sigo notando su olor
Abro los ojos y tengo dos rosas sobre mi vientre.
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