Se conocieron en el peor momento posible, ella estaba desengañada, arisca y esquiva.
Sin embargo, lentamente como esa ola que poco a poco va dando forma a la roca fue forjándola a su deseo.
Y un día sin saber como, era suya, en cuerpo y alma, respiraba por y para él. El tiempo y la paciencia había dado su fruto. Y sobre todo el amor que él sentía por ella.
Lentamente pasan los días, lentamente van tejiendo su futuro.
El destino les unió, aunque ella no quería.
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