Cada centímetro de mi piel
va renaciendo según te acercas
aún no la has tocado y ya arde
con una necesidad y ansia que reseca mi boca.
Llega mi pequeña locura.
Gimo y me estremezco por la lujuria instalada en mí
mis ojos destellan de pasión, de necesidad.
Bajo la mirada humilde aunque hambrienta.
Y solo entonces, lentamente reclamas mi boca
y mi cuerpo
Me reclamas como su Dueño.
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