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Flores...



Le gusta verme con las piernas y los brazos extendidos, le gusta oír mis gemidos entremezclados los de placer con los de dolor y hoy no esta siendo distinto.

He llegado tarde, me han entretenido demasiado tiempo en la floristeria había una chica nueva ya que Elisa dio a luz el pasado jueves, tengo que mandarle un regalo para la pequeña. Así que me he encontrado con que mi corona de margaritas no estaba preparada y la muchacha no sabia nada del tema.

" Con mucha paciencia le he ido explicando lo que quería que me hiciese al tiempo que notaba como los minutos iban pasando y me iban a costar muy caro. Cuando termine de darle toda la explicación me miraba una cara horrorizada, pensé que se iba a poner a gritar sin embargo detecte en su pupila un ligero brillo ¿sería deseo?

Para adelantar decidí ayudarla Elisa más de una vez me había explicado como se hacía, entre besos robados y roces había confeccionado alguna.

Me puse detrás de ella, apoyando mis pechos en su espalda y mi pelvis en su culo, respiraba con suavidad sobre su oreja, veía el temblor de sus manos y el silencio de su boca me decía que era deseo así que decidí jugar y disfrutar, si de todos modos iba a ser castigada por llegar tarde al menos que valiese la pena. Mande un mensaje al Amo con tan solo ¿puedo? al instante me llego su contestación, "si es una mujer, sabes que si" del mismo modo que se que le gusta que le avise.

Tome sus manos en las mías y las acaricie al tiempo que le volvía a explicar con suavidad al oído tocándolo con mis labios lo que teníamos que hacer. Le solté las manos para que pudiese trabajar y las mías se dedicaron a ir quitando con suavidad uno a uno los botones de su blusa, acariciando su piel, colando mi dedo índice dentro de su sujetador y acariciando su pezón completamente duro. Los deseos de meterlo en mi boca hicieron que apretase mi pelvis a su culo, frotándome en una danza rítmica. Un gemido escapo de su garganta y empecé a besarle el cuello mientras mi otra mano se adentraba en su tanga.

Estaba completamente rasurada, los labios eran carnosos, estaban inflamados y un dedo empezó con suavidad el camino hacia su interior, ella ya no notaba las espinas, le daba lo mismos que sus dedos sangrasen, estaba disfrutando.

Tengo una mano dentro de su coño húmedo y cálido la otra acaricia un pecho y disfruta uno de sus pezones, mi lengua juega con su cuello y oreja y disfruto el roce contra su duro culo, ambas estamos gimiendo y cercanas al orgasmo pero no se puede llegar hasta que no haya terminado la corona.

Ya tiene dentro tres de mis dedos, mi humedad esta chorreando por mis piernas y su cuello brilla por mi saliba. me dice con voz entrecortada que ya esta lista. Le doy la vuelta y le ayudo a sentarse sobre la mesa, en menos de un segundo estoy con la cabeza entre sus piernas y ella gritando de placer, la dejo llegar al orgasmo.

Voy a llegar 20 minutos tarde, eso va a suponer 20 azotes más de los que tenga el Dueño previsto,  no importa, estoy demasiado excitada y los voy a necesitar para conseguir un maravilloso orgasmo, me despido con un beso y un suave, "hasta el lunes que viene".

Y por fin llega el último azote con un fuerte "correte perra", un grito de placer escapa de mi garganta, ha sido uno de los orgasmos mas fuertes de los últimos meses, me quita las pinzas con suavidad, suelta mis brazos y piernas, me quita la corona de margaritas y alambre de espino que la florista ha confeccionado mientras le brindaba un orgasmo y me lleva al baño, para ducharme y mimarme.

Estoy deseando que llegue el lunes que viene.


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